Si le dáis al volumen de vuestro aparato eléctrico con el que estáis viendo este blog, podéis escuchar la gran banda sonora compuesta por el fantástico Ennio Morricone.
La película nos enseña la vida de Salvatore o Totó, un niño que cuando puede, va al cine y lo disfruta de verdad desde principio a fin.
Cuando el cura del pueblo va a ver cada película para ver si esta está censurada con beso o no, el pequeño Salvatore se esconde y puede ver todos esos besos a los que el cura obliga eliminarlos.
Alfredo, el proyeccionista, se hace amigo de Totó, y le va enseñando como funciona el proyector.
Totó, va cogido los fotogramas censurados y en su casa los pega y va haciendo una pequeña película, solo de besos.
Un día, el cine sufre un incendio, pues las películas en aquella época eran altamente inflamables, como se cuentan en MALDITOS BASTARDOS de Quentin Tarantino.
Alfredo, que estaba dentro del cine, sufre pérdida de visión, pero no la muerte, y el cine se quema.
Los vecinos juntan todo su dinero para crear un nuevo cine,pero esta vez, Alfredo no puede seguir siendo proyeccionista, pero le dan el consentimiento a Totó para que él siga los pasos de su amigo.
Las películas mejoran y ya no son inflamables. Totó crece y conoce a una chica. Tras esto, Totó debe de irse del pueblo y se hace militar, pero cuando llega al pueblo, el cine a decaído, y el nuevo proyeccionista no le interesa las películas.
Después de esto, Totó se va a hacer una nueva vida afuera, a la ciudad, y una noche recibirá una llamada que le hará volver al pueblo de su infancia, pero esta vez para despedirse para siempre del cine.
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